COLECCION "TAO TE CHING" (4ta Entrega)
El Vacío Creador: Cuarta Enseñanza del Tao Te Ching
Queridos suscriptores,
Con entusiasmo y gratitud, continuamos nuestra travesía por la Colección del Tao Te Ching, llegando hoy a su cuarta enseñanza. Este capítulo nos sumerge en la paradoja más profunda del Tao: el vacío que lo contiene todo. Una reflexión que, lejos de ser abstracta, nos invita a reconectar con la esencia oculta que sustenta la vida.
Con entusiasmo y gratitud, continuamos nuestra travesía por la Colección del Tao Te Ching, llegando hoy a su cuarta enseñanza. Este capítulo nos sumerge en la paradoja más profunda del Tao: el vacío que lo contiene todo. Una reflexión que, lejos de ser abstracta, nos invita a reconectar con la esencia oculta que sustenta la vida.
La enseñanza reza así:
"El Tao es una vasija vacía. Pero su contenido nunca se agota. Insondable, parece ser el origen de todas las cosas. El Tao suaviza los filos, desenreda lo enmarañado, atenúa lo brillante, se une con el polvo. Está profundamente oculto, pero nunca ausente. No sé de quién es hijo. Parece anterior a Dios."
La imagen del Tao como "vasija vacía" nos recuerda que el potencial infinito reside en lo no manifestado. Como un cuenco que solo es útil porque está vacío, el Tao es la matriz silenciosa desde donde surgen todas las formas. Su "contenido nunca se agota" porque no es un objeto, sino la fuente misma de la creación. En esta idea resuena el Vedanta Advaita, donde Brahman (lo absoluto) se describe como "plenitud en la vacuidad", un principio que trasciende nombres y límites, pero impregna todo lo que existe.
El texto describe cuatro acciones clave del Tao:
- Suavizar los filos: Disuelve conflictos y rigideces, como el agua que desgasta la piedra sin esfuerzo.
- Desenredar lo enmarañado: Libera lo complejo, guiando hacia la simplicidad.
- Atenuar lo brillante: Invita a la humildad, recordando que hasta lo más luminoso puede cegar.
- Unirse al polvo: Se funde con lo mundano, revelando lo sagrado en lo cotidiano.
"Profundamente oculto, pero nunca ausente": El Tao opera tras bambalinas, como la savia que nutre el árbol sin ser vista. No necesita anunciarse para existir. Esta línea evoca también la enseñanza de Krishna en el Bhagavad Gita: "Yo soy el sabor del agua, la luz del sol y la luna, la sílaba Om en los Vedas...". Lo divino se expresa en lo ordinario, sin necesidad de reconocimiento.
La frase final —"No sé de quién es hijo. Parece anterior a Dios"— desafía toda conceptualización. El Tao no es un "ser" en sentido antropomórfico, sino la raíz primordial que precede incluso a la idea de divinidad. Es un recordatorio de que lo absoluto no cabe en dogmas ni jerarquías: simplemente es.
- Abraza el silencio: Dedica momentos a no hacer, permitiendo que la claridad emerja de la quietud.
- Confía en lo invisible: Como las raíces sostienen al árbol, el Tao sostiene tu camino, incluso cuando no lo percibes.
- Encuentra lo sagrado en lo simple: Un gesto amable, una pausa respirando, el ritmo de las estaciones.
En nuestros Encuentros de Coaching & Filosofía, seguimos explorando cómo el Tao, el Vedanta Advaita y otras tradiciones convergen en una verdad universal: la liberación está en soltar lo que sobra para abrazar lo esencial. Los invitamos a profundizar en estas conexiones, donde la filosofía se vuelve herramienta para vivir con plenitud.
Agradecemos de corazón a cada uno de ustedes por acompañarnos en este viaje. Si este artículo resonó en ti, te invitamos a compartirlo con amigos o conocidos que puedan necesitar estas reflexiones. ¿Qué te evoca esta cuarta enseñanza? ¿Cómo percibes el "vacío" en tu vida? Déjanos tus comentarios: tus palabras enriquecen nuestra comunidad.
"El Tao no se nombra, pero sin él, ni una hoja
caería ni una estrella brillaría."
Con gratitud infinita,
Gabriel Staffa 🌿
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